Saint Anthony´s College
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RELATO DE VIAJE: AGUSTINA FENOY
Madre Kushka,

Cómo comenzar a relatarte esta desesperante situación que estoy atravesando. Me siento presionada y con mucho miedo. Al principio recuerdo cómo veíamos la extraña llegada de estos extraños a nuestra Isla. Pero de la noche a la mañana me encuentro presionada en este viaje a otro lugar, quién sabrá. ¿Puede ser otro mundo? ¿Un universo paralelo?... No lo sé. Me siento tan perdida que desearía que los dioses no me hubieran creado en tu vientre. No sabré si podré recordar nuestras danzas, nuestra cultura, esas cosechas de verano y preparar alimento para el pueblo. Ojalá la suerte me acompañe, donde pueda volver con ustedes y apañarlos todo el resto de mi vida. Soy joven, pero me queda tanto por vivir que pienso que ya me quedo sin vida. Somos una familia muy amplia en esta Isla. Nos llevan a seis habitantes de esta Isla hacia el continente del nuevo mundo. Nos ven como animales, madre. Nos consideran seres no semejantes al ser viviente que somos. Madre, en este viaje estaré sola. Pero no me rendiré. Soy fuerte. Kushka, madre Kushka, usted me ha criado de una forma que nunca olvidaré. Pero juro con toda mi alma que sacrificaría el último espacio de vida de mi cuerpo con solo saber que estaré aquí. Quién sabrá qué harán con nuestros cuerpos. ¿Será un engaño? No somos un mapa que hay que descifrar, nosotros nos comportamos desde el primer momento con confianza y honestidad. No lo descubriremos hasta que estos europeos nos liberen. Pero no. Seguramente nos quieren de esclavos, para servirle a la Corona Española. Necesitan sirvientes que hagan el trabajo más pesado por ellos, para solamente obtener beneficio y explotar a nuestra familia. No podremos proteger a nadie de nuestra tribu. Pero haré lo posible para vivir y regresar a contarte todo cuanto antes. No entraré en completa desesperación, pero no te juro poder estar calma con este gran viaje, quién sabe el propósito tan grande que requiere que nos lleven a otra parte de este planeta. Me siento a reflexionar sobre la marea y pienso, ¿Será una señal de las estrellas? Tal vez.

Les tengo mucha desconfianza a estos hombres de otro mundo. Nos muestran caras gentiles y de buen aspecto. Pero ¿Con qué propósito se interesarían en nosotros? Sé que soy la única desconfiada de la familia Kushka. Pero siento que las olas del océano chocan fuertemente contra el pavimento, pidiendo a gritos que nos demos cuenta de lo que está ocurriendo. Algo me dice que esto comienza con seis de nosotros y subirá en escala hasta acabar con la vida de cada uno de nuestra familia. Quiero creer otra cosa, pero me da la sensación de que no. En este momento me encuentro en el asiento numero veintisiete. Observo las expresiones de cada uno de mis compañeros de fila. Dos jóvenes guerreros se encuentran mal, sus manos sudan y sus ojos irritados miran fijamente la ventana del barco. Las otras dos mujeres, hermanas del Cacique de la Isla, se sujetan las manos y agarran sus vestimentas con fuerza. Con temor a perderlas. Y mi compañero de al lado llora silenciosamente, veo sus lagrimas caer sobre mis piernas. Pero no quisiera perder la calma tratando de tranquilizarlo. Decido quedarme en paz, mis manos las coloco debajo de mis muslos y me amaco lentamente para recibir calor, las paredes de este barco enorme son frías y de un metal extraño. Pero, sigo desesperada, más desesperada que hace un instante. Me da curiosidad pensar, estos hombres del nuevo mundo nos llevan relativamente en misterio hacia sus tierras, donde son hombres de un mundo desarrollado y moderno; pero observo atentamente como los rincones del barco se descascaran, el alrededor es tenebroso y extraño. Seguramente es el peor barco de su flota y al ser de otro “tipo de población” como ellos nos consideran, prefieren demostrarnos cómo somos transportándonos en monstruos de chatarra como este en el que estoy. Lo único que espero Madre Kushka, es que esto termine pronto y vuelva en el siguiente viaje. No quisiera quedarme en tierras ajenas, como las que estoy viendo.

Espero verte pronto,
Agustina.