Saint Anthony´s College
4to. año - Lengua- Relatos del viaje
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RELATO DE VIAJE: ANTÍA GALEANO
Querido hermano,
A continuación te escribo para detallarte el espeluznante y temeroso viaje desde las costas del Atlántico hacia tierras muy lejanas a las que nos dirigen. Si bien no puedo relatarte de forma segura lo que sucede, pues yo tengo mis inquietudes también, voy a desarrollarte a base de mis vívidos recuerdos todo acontecimiento que haya experimentado desde el comienzo del trayecto.
Desperté con llamados desde fuera de mi vivienda. Había señores que al parecer buscaban algo, por lo que salí de inmediato. No eran de mi tribu, y hasta incluso eran muy diferentes. De ellos colgaban muchas telas y accesorios, incluso estaban armados. Yo por lo contrario me sentía desprotegido, sin nada que me cubriera o defendiera ante ellos. De todas formas, la ventaja del tamaño la poseía yo. Oía voces pero no comprendía lo que querían comunicar. De igual manera, eso duró lo suficientemente poco; ya me tenían atado. Solo alcanzaba a girar un poco mi cabeza, y logré distinguir a otros cuantos compañeros más que sufrían lo mismo que yo. El cuerpo ya me dolía. Me sacudían de un lado a otro por todo un camino extenso, hasta que visualicé el mar de lejos y otros hombres que al parecer aguardaban nuestra llegada.
Nos colocaron pantalones e hicimos tiempo hasta que llegaron unos barcos. De tal cansancio que mis compañeros y yo teníamos, se nos hacía difícil incluso formular palabras. No comprendíamos lo que sucedía. Por un lado estaba esperanzado de que a continuación llegaba algo mejor para nosotros, pero por el otro veía a la muerte en frente de mí. Los hombres nos sentaron en el piso sucio de la embarcación, y así comenzó nuestro viaje hacia lo desconocido. Si te soy sincero, ya ni recuerdo los días que llevo ansiado de ver tierra, pero por cada amanecer falta menos de seguro.
Durante el trayecto no todos mis compañeros lograron resistir hasta el día que te escribo. Muchas de sus mentes enloquecieron y no quisieron continuar con el viaje; los comprendo. Uno de ellos saltó hacia las grandes olas y no dejó rastro alguno. Esto no solo me angustia, sino que de hecho me deja más solo el realizar que una de las pocas vidas que continúa es la mía. Los hombres nos vigilan, no llegamos al diálogo porque eso es imposible, pero tengo esperanza de que dentro de lo posible buscan algo bueno para nosotros. Nos alimentan con grandes platos muy sabrosos que no logro terminar. La comida no es similar a la de nuestro territorio, pero de seguro te gustaría a ti también. De igual manera, no comprendo sus motivos. A veces los hombres se encuentran muy felices y resultan amigables, y luego quizás se transforman en seres temerosos y violentos.
Hoy ya es otro día hermano mío. Fueron días de extremo cansancio. Aunque mis compañeros y yo no podemos hacer demasiado, los señores nos forzaron a limpiar de fondo a la barca. Es confuso para mí todo, te lo repito. Me ilusioné de un posible afecto de parte de los hombres, pero ya no lo creo, somos más bien sus sirvientes. Mis manos atadas duelen y mis piernas necesitan estirarse. Quería simplemente darte una señal de que sigo vivo y finalizar este mensaje avisándote que ya veo un poco de tierra allá a lo lejos. Es por eso que me despido de ti ahora y trataré de hacerte llegar este papel de alguna manera. No quiero desilusiones, pero hazle llegar a la familia que es posible que me quede aquí por muchos días, o quién sabe, tal vez por siempre.
Cuídate y a la familia,
Kiran.